Las últimas investigaciones sugieren que algunos fitocannabinoides pueden ayudar en el tratamiento del covid-19. Sin embargo siguen resultando vitales la vacunación y el uso de otros tratamientos aprobados en la actualidad para combatirlo.
¿Cómo entra el virus del COVID-19 en nuestro organismo?
La pandemia del COVID-19 causada por el virus SARS-CoV-2 se ha convertido en un gran problema de salud pública. Dando lugar a diversos síntomas desde ser benigna en la mayoría de los casos, hasta llegar a causar fallo multiorgánico y la muerte. La severidad de la enfermedad dependerá de varios factores de riesgo como la edad, enfermedades cardiovasculares, renales y/o el estado del sistema inmunitario del huésped. La transmisión del virus se produce cuando una persona infectada exhala gotitas y partículas respiratorias muy pequeñas que contienen el virus. Estas gotitas y partículas respiratorias pueden ser inhaladas por otras personas o depositarse sobre sus ojos, nariz o boca. En algunas circunstancias, pueden contaminar las superficies que tocan (1 y 2).
Una vez el virus alcanza el organismo, empieza a replicarse primariamente en la mucosa del tracto respiratorio superior (faringe, laringe y fosas nasales). A partir de ahí puede invadir las células de bronquios, pulmones, aparato gastrointestinal, y otros órganos gracias a la interacción de la proteína estructural S y el receptor para la enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE2). De alguna manera la proteína viral S sería su llave de entrada y el receptor ACE2 la cerradura de nuestras células. Este proceso de unión entre célula huésped y virus es un momento crítico para que se desarrolle la enfermedad, y una posible diana farmacológica para evitar la infección o acortar su proceso de virulencia (2).
¿Pueden los cannabinoides ser útiles para tratar el COVID-19?
Como complemento a las vacunas, se ha requerido siempre de una terapia con moléculas más pequeñas que puedan ayudar a prevenir o tratar las infecciones por SARS-CoV-2 y todas sus variantes actuales. Para ello se escogió como diana farmacológica la proteína S (Spike) ya que es la llave de entrada a las células y sería posible encontrar un ligando o molécula de unión que pudiese de alguna manera bloquear esa entrada. Este enfoque en el que se bloquea la interacción entre el virus y un receptor ya se ha utilizado para otros virus como el VIH o el virus de la hepatitis C. Las moléculas de origen vegetal son normalmente una de las fuentes más exitosas de fármacos o precursores de fármacos en la historia de la farmacología (2).
Se pusieron a prueba un gran número de moléculas de origen vegetal, y se descubrió que ciertos fitocannabinoides tenían afinidad con la subunidad 1 de la proteína S (S1) del virus. Los fitocannabinoides son compuestos extraídos directamente del cáñamo (Cannabis sativa L.), de entre los cuales existen 70 que pueden ser bien asimilados si se toman vía oral. Como ya sabemos, en 2018 la FDA aprobó el primer medicamento que contenía únicamente cannabidiol (CBD) para ciertos tipos de epilepsia. Esto hace pensar que los cannabinoides pueden ser interesantes para ensayar en ciertas patologías, ya que además suelen presentar buen perfil de seguridad (2 y 4).
Una vez realizado el ensayo de afinidad entre los cannabinoides y la proteína S se pudo ver cuales eran los que presentaban mayor afinidad, siendo el ácido cannabidiolico (CBDA) y el cannabigerólico (CBGA). Tanto CBDA como CBGA podrían bloquear la infección del virus SARS-CoV-2 original como el resto de variantes existentes en la actualidad. Para determinar esto se realizaron ensayos con virus SARS-CoV-2 vivos y células huésped en las que se añadió el cannabinoide. Se pudo ver y cuantificar posteriormente el poder de inhibición de ambos cannabinoides concluyendo que CBDA sería el más útil para bloquear la entrada a la célula(2).
Durante el ensayo de afinidad se pudo ver que otros cannabinoides como el ?9-tetrahidrocannabinol, el cannabicromeno, el cannabigerol o el cannabidiol (CBD) mostraron una unión débil o nula en el ensayo. Por lo tanto se descartaron para el posterior ensayo de inhibición del virus (2).
Conclusiones
El COVID-19 es una enfermedad que ha causado daños irreparables y que actualmente sigue sin tener un tratamiento que consiga protegernos de su infección, a parte de las vacunas ya comercializadas. Las vacunas han mostrado eficacia para evitar hospitalizaciones y disminuir la virulencia de la enfermedad, pero no evitan la infección del virus. Una de las líneas de investigación más importantes en referencia al tratamiento del virus SARS-COV-2 es la que evita la entrada del virus en las células, evitando que se desarrolle la enfermedad. Para ello se requieren moléculas que puedan bloquear la proteína S, necesaria para que el virus entre en las células del organismo y se desarrolle la enfermedad posteriormente.
Algunos fitocannabinoides similares al CBD han demostrado cierta evidencia para unirse a la proteína S y evitar la infección del virus SARS-CoV-2 en células humanas. Los cannabinoides que demostraron mayor evidencia fueron el CBDA y el CBGA, arrojando una posible vía de investigación que requiere de más ensayos para poder ser probada en seres vivos. Aunque son datos positivos por el momento no existe evidencia suficiente para poder recomendar el uso de estos cannabinoides en humanos, por lo que siguen resultando vitales la vacunación y el uso de otros tratamientos aprobados en la actualidad para combatir el COVID-19.
Richard B. Et al. Cannabinoids Block Cellular Entry of SARS-CoV-2 and the Emerging Variants. Journal of Natural Products 2022 85 (1), 176-184
Pastrian-Soto, Gabriel. (2020). Presencia y Expresión del Receptor ACE2 (Target de SARS-CoV-2) en Tejidos Humanos y Cavidad Oral. Posibles Rutas de Infección en Órganos Orales. International journal of odontostomatology, 14(4), 501-507
Después de estudiar formación profesional se dedicó un tiempo a los análisis clínicos en el laboratorio de la clínica del Pilar-Sant Jordi (Barcelona), hasta que decidió empezar sus estudios universitarios en la Facultad de Farmacia de la Universidad de Barcelona. Tras dos años de facultad abandonó su empleo en la clínica para centrarse en sus estudios. Al final del tercer año sintió curiosidad por conocer el mundo de la farmacia asistencial y comenzó a trabajar en una farmacia comunitaria como auxiliar. Una vez consigue graduarse, realiza un posgrado en Ortopedia en la Universidad Internacional de La Rioja. Actualmente se dedica a la farmacia comunitaria con la misma pasión que al principio, siendo su enfoque principal la atención farmacéutica personalizada y la divulgación en redes.
Siempre ha sido un apasionado de las ciencias de la salud, donde antepone la profesionalidad ante todo. Además, le fascinan los deportes de contacto y la vida saludable, aspectos en su día a día que le ayudan a estar en equilibrio. Algún día le gustaría contar con su propio espacio de salud, en el cual seguir ayudando a sus pacientes.
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