La tendinitis de hombro es una de las molestias más frecuentes en personas activas,
especialmente en quienes realizan movimientos por encima de la cabeza, entrenan con cargas o pasan muchas horas frente a un ordenador. El hombro es una de las articulaciones más móviles del cuerpo, pero esa movilidad implica también una gran demanda sobre sus tendones. Cuando estos trabajan más de lo que pueden sostener, aparece una sensación de tirantez, pinchazo o molestia al elevar el brazo.
¿Qué es exactamente la tendinitis de hombro?
La tendinitis de hombro suele afectar a los tendones del manguito rotador, un conjunto de músculos que estabilizan la articulación y permiten levantar y rotar el brazo. Estos tendones pasan por espacios estrechos y, cuando se irritan por exceso de uso, pueden generar molestias muy localizadas. No es un problema grave, pero sí una señal de que la zona necesita descanso, movimiento suave y ajustes en la rutina.
¿Por qué aparece esta molestia?
Las causas más habituales están relacionadas con movimientos repetitivos: levantar peso por encima de la cabeza, hacer ciertos ejercicios de fuerza sin la técnica adecuada o realizar actividades que implican rotaciones continuas. Dormir siempre sobre el mismo lado, trabajar muchas horas frente a un ordenador sin una buena postura o acumular tensión en el cuello y los hombros también puede contribuir. A veces basta una semana intensa de actividad o un cambio de rutina para que el tendón se resienta.
Cómo reconocer sus señales
La tendinitis de hombro suele manifestarse como un dolor en la parte lateral o frontal del hombro, especialmente al elevar el brazo. Vestirse, peinarse o colocar objetos en estanterías altas puede resultar incómodo. La molestia también puede aparecer por la noche, al apoyar el hombro en la cama. La rigidez matutina o después del reposo es otra señal habitual.
Cómo acompañarla desde el bienestar
El primer paso es reducir movimientos que irriten la zona, sobre todo aquellos que exigen levantar peso por encima de la cabeza. Muchos encuentran alivio realizando movilidad suave del hombro y la escápula, estirando la musculatura del pecho o aplicando frío moderado tras la actividad física. Los automasajes en trapecios, deltoides y cuello pueden ayudar a liberar tensión acumulada, favoreciendo una sensación de mayor comodidad.
Rutinas de bienestar que ayudan
Crear pequeños momentos de movimiento consciente durante el día puede marcar una gran diferencia. Círculos suaves de hombro, estiramientos del pectoral apoyando el brazo en una pared o ejercicios de respiración profunda para relajar la zona torácica pueden acompañar la recuperación sensorial. Hacer pausas activas durante el trabajo prolongado es clave para evitar la sobrecarga.
Conclusión
La tendinitis de hombro es una invitación a escuchar la articulación y ajustar la rutina. Combinar descanso relativo con movilidad suave, estiramientos y gestos conscientes puede devolver comodidad y fluidez a los movimientos del día a día.